La amenazante oscuridad que subyace
Sombrío día oscuro...
Las nubes cubren el firmamento...
La amenaza de la tormenta acechando.
*
Hoy es un día raro.
La extrañeza recorre mi cuerpo.
Quiero caminar pero las gotas de lluvia amenazan con estropearlo todo.
Cuando voy a embarcarme en mi paseo habitual, caen cuatro gotas diminutas pero elocuentes.
Cuando doy la vuelta para regresar, el cielo intenta despejarse.
¿Qué hago?
Y aquí estoy, a medio camino entre la ciudad y el campo, sin decidirme...
Anoche,
la oscuridad sincera pero oculta,
invadió todas las ciudades,
recordando su verdadera naturaleza,
para volverse omnipresente,
recordándonos su verdad;
una verdad que hemos olvidado,
a base de intentar iluminarlo todo,
con luz artificial,
que habla de nuestras evasiones;
que habla de nuestras distracciones.
La debordiana sociedad del espectáculo.
La baudrillardiana hiperrealidad simulada.
*
Y tras volver de mi inquietante paseo nocturno, donde la anormalidad de la oscuridad siempre maquillada; siempre disfrazada con mantos eléctricos artificiales, poco antes de dormir toda la noche, a pata suelta y sin contaminación lumínica invasiva, por primera vez en toda mi vida; sentí la literatura lovecraftiana en cada poro de mi piel; la oscuridad acechante que nadie ha explorado hasta sus confines como el genio de Providence, providencial, prodigioso escritor estadounidense, con el cual nos adentramos, como guía, mentor y compañero inigualable de viaje, en los grandes temas pendientes de la humanidad: el horror, la locura, la muerte, el insondable vacío abismal del universo, la nada, el olvido, aquello tan incomprensible para nuestras limitadas mentes egocentradas y mezquinas, solo pendientes de sus cosas, temas, obsesiones, distracciones, juicios erróneos, percepciones distorsionadas y creencias...
Creencias religiosas...
Creencias filosóficas...
Creencias políticas...
Creencias científicas...
Creencias pseudocientíficas...
Y teorías conspirativas;
pensamiento conspiranoide a raudales,
inundando la red de redes,
como alternativa explicativa falaz y sesgada,
a todo lo que desconocemos,
a cualquier complejidad,
a lo que sí conocemos pero no entendemos,
a lo que sea,
con la misma actitud:
nosotros siempre somos...
Los buenos
Los éticos
Los morales
Los acertados
Los inocentes
Las víctimas...
Y los demás,
siempre son...
Los malos
Los que no tienen ética
Los inmorales
Los equivocados
Los culpables
Los victimarios...
Por eso nos creemos con derecho,
a exigir derechos que les negamos a los demás.
Por eso nos erigimos a nosotros mismos,
como severos jueces de la realidad y los demás.









