El celador. Solo los iniciados alcanzarán la antigua sabiduría

Viernes, 25 de abril de 2025.

19:25.


Hace pocos minutos ha llamado el funcionario de Correos al timbre.

"¿Mercedes Baute?"

"Sí"

"Un paquete de Correos"

"¿Me lo puedes dejar en el ascensor?"

"Dime tus datos"

"Pedro"

"Pedro... ¿qué más?"

"Barrachina"

"¿DNI?"

"12.345.666"

"¡Ya lo tienes!"

"¡Vale! ¡Gracias!"

Y la emoción me embarga.

Y el sentimiento profundo me posee.

Y mientras espero que se apaguen las dos lucecitas del ascensor los nervios me suben desde la planta de los pies hasta la cabeza y piden salir de alguna manera.

Y entonces empiezo a dar palmas con las dos manos abiertas, intentando controlar la marabunta atosigante de sentimientos desbordándose por cada poro de mi piel erizada.

Y el ascensor cierra sus puertas ahí abajo, en la entrada al edificio donde vivimos de alquiler y parte del vecinado (¿puede haber algo más típico y convencional en una comunidad de vecinos?) no paga lo que está estipulado para los gastos de la comunidad y por tanto decidieron poner un limitador al ascensor que requiere una incómoda llave para su uso; incómoda cuando llevas varias bolsas de la compra y tienes que dejarlo todo en el suelo para poner la dichosa llavecita; incómoda, sobre todo, cuando pides algo a domicilio, sea ropa, sea comida, sean electrodomésticos, sean libros, y hay que ver cómo te las arreglas para recibir el paquete, pero...


Hoy no me importaba nada de eso, pues, contra todo pronóstico, el funcionario de Correos, el famoso cartero de toda la vida, traía mi paquete especial con el libro más deseado por mí: la verdadera primera edición del único libro atribuido a Mark Hedsel, aunque en realidad lo escribió David Ovason, que tradujo y publicó Ediciones Martínez Roca en abril de 1999.


Desde que descubrí la primera edición del libro El camino del loco publicada por Nous en diciembre de 2014 siempre quise tener la verdadera primera edición del libro El celador publicada por Martínez Roca en abril de 1999.


Aunque obviamente hablamos del mismo libro y muy probablemente traductor (en la reedición de Nous no queda especificado, en la edición original de Martínez Roca queda acreditada la traducción de J. A. Bravo), no obstante son dos libros diferentes por variados motivos que solo puede entender un bibliófilo: el tamaño de ambos libros es bastante distinto y lo más significativo: las notas a pie de página en la reedición de Nous están ubicadas como notas bibliográficas al final en la edición original de Martínez Roca.


Esto implica una experiencia de lectura muy distinta, variando en principio el tamaño de las letras y las ilustraciones, pero también la ubicación de las notas que, por su extensión, son como un segundo libro dentro del libro.


En el caso de Nous, las notas se encuentran a pie de página, con un tamaño todavía más pequeño y comprimido que las ya pequeñas y comprimidas letras del texto principal. Por tanto el libro tiene 573 páginas en total.


En el caso de Martínez Roca, las notas se encuentran al final del libro y son como un estudio exegético, aclaratorio y complementario del propio libro. Por tanto el libro tiene 405 páginas, más las 128 páginas de las notas bibliográficas, que funcionan y se leen como un libro aparte, teniendo en cuenta que la letra también es más pequeña para comprimir.


Pero la mayor diferencia es la ausencia del breve aunque interesante y esclarecedor prólogo de Rosa Sinespina en la primera edición original de Martínez Roca, que sí está presente en la primera reedición de Nous.


Ahora, por fin, con sus páginas de un inconfundible color amarillento y ese olor inequívoco de una maduración producto de los 26 años de edad que tiene, voy a leer un ejemplar único de la única y verdadera primera edición del 99, último año dentro del siglo XX, que, por unos motivos u otros, no he podido conseguir en la última década, desde que supe de su prodigiosa existencia, no como El celador, título fiel al original en inglés, sino como El camino del loco, en realidad, título del estudio preliminar que hace David Ovason (de las páginas 39 a 86 en El camino del loco; 31 a 64 en El celador) para explicarnos la senda espiritual que hipotéticamente siguió el no menos hipotético, misterioso y arquetípico Mark Hedsel.


Una de las veces que mi mujer consiguió localizar un ejemplar por Wallapop, lo compró directamente. Sucedió el sábado, 19 de octubre de 2024. El vendedor le aceptó la compra. Pero el envío se retrasaba y al final, poco antes de ser cancelado, el vendedor le contó una historia para no dormir: que su ex esposa le había prendido fuego a todos los libros de la casa donde los tenía guardados, incluyendo El celador. Una historia épica y digna del mejor libro sobre esoterocultismo que se ha escrito y publicado jamás.

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