Need for Speed Payback

¿Crees que sería concebible una exploración de los límites de la realidad sin los videojuegos?

Desde la década de 1970, cuando apareció por primera vez esa forma de entretenimiento popular, no lo es, pues los videojuegos forman una parte esencial de nuestras vidas.

Sí, evidentemente implican, como todo lo inventado por el ser humano en sociedad, una forma potente de evasión de nosotros mismos, pero también implican otras cosas aparte, al igual que cualquier invención, sustancia, elemento, creencia, metodología, tecnología, etcétera. Todo dependerá del uso que hagamos.

Desde la adolescencia me fascinaron las videoconsolas, pero jamás tuve una. Era algo así como un lujo inalcanzable para nosotros. Aunque mis padres siempre fueron trabajadores de clase media, con un sueldo decente, su mentalidad era el ahorro y la inversión en propiedades inmobiliarias, por eso compraron un buen piso en Alcoy donde pasar todo el año y otro piso más modesto en Alicante para veranear. No viajaban, no veraneaban a lo grande, no comían en restaurantes, no se alojaban nunca en hoteles, en fin, no gastaban en ocio ni lujos innecesarios a su juicio, por eso nunca despilfarraron ni una peseta (en aquella época). Todo estaba calculado hasta el último detalle en su gestión meticulosa de la economía. Yo, en cambio, soy lo radicalmente opuesto a ellos, al igual que mi mujer. Pero no por llevarles la contraria, sino porque desde siempre lo hemos sentido así ambos. 

El primer reproductor de VHS que tuvieron en casa no fue comprado ni nuevo, sino un regalo de un amigo íntimo de la familia, llamado Ángel Palacios, que era como un tío para mi madre desde la infancia (en realidad un vecino soltero de mis abuelos maternos, que cuidó de mi madre durante su infancia y adolescencia), pues solía comprar los reproductores de VHS y Beta más tecnológicamente innovadores del momento, por tanto, cuando acumuló unos tres o cuatro les regaló a mis padres uno de ellos. Corría el año 1987. Y sí, hasta esa fecha jamás tuvimos cine doméstico de vanguardia en casa, sino las películas que ponían en la televisión pública. Pero a partir de ese momento ya no paró de regalarles reproductores usados aunque como nuevos, pues los cuidaba mucho. Murió en 2002 con 84 años de edad y un año después mi hermano compró el primer reproductor dual nuevo, que combinaba el novedoso formato DVD y el anticuado VHS. Aunque el DVD o primer disco óptico digital de alta calidad fue lanzado al mercado en 1997, los prohibitivos precios que presentaba en origen impidieron que tuviéramos un reproductor de ese formato hasta 2003, cuando los costes se abarataron muchísimo y mi hermano ya llevaba unos años trabajando como repartidor en Telepizza primero y en Pastamanía después (un conocido restaurante italiano de Alcoy cercano al piso de mis padres).

Pero durante la infancia y toda la adolescencia gasté no poco dinero en los salones recreativos, aquel negocio popular para las generaciones más jóvenes de la segunda mitad de la década de 1980 y la primera mitad de la década de 1990, aunque ya extinto desde hace un cuarto de siglo, que consistía en un local más o menos grande, con una docena aproximada de máquinas enormes que incorporaban pantallas de televisión, joysticks y botones, cuya función era reproducir videojuegos de arcade. La partida costaba 25 pesetas, pero había dos ranuras rojas iluminadas, pudiendo optar por echar la moneda dorada de 100 pesetas y obtener cuatro créditos. 

Recuerdo que en el centro de Alcoy hubo tres salones recreativos, de tamaño modesto, pero en calles adyacentes muy cercanas, aunque también había dos megasalones con locales enormes que albergaban más de una veintena de máquinas recreativas, uno de ellos nada más girar la esquina del piso de mis padres. 

Los tres videojuegos emblemáticos que más recuerdo son: GOLDEN AXE, STREET FIGHTER II Out Run. Por orden cronológico de creación, primero fue Out Run, un videojuego de arcade de carreras contrarreloj, donde pilotabas un Ferrari Testarossa descapotable, creado en 1986. Luego vino GOLDEN AXE, un videojuego de arcade de fantasía épica y lucha contra todos, creado en 1989. Por último llegó STREET FIGHTER II, un videojuego de arcade de lucha callejera, tal vez el juego más popular del mundo en aquella época y que puso de moda los videojuegos de lucha en los salones recreativos, creado en 1991.

En esa misma época hicieron furor las videoconsolas domésticas. Aunque llevaban desde 1972 existiendo, no fue hasta 1988 (cuarta generación) con la Sega Mega Drive cuando las videoconsolas se convirtieron en una fuente principal de entretenimiento doméstico. Pero la verdadera revolución de las videoconsolas que le pondría punto y final a las máquinas recreativas y videojuegos de arcade llegó al finalizar 1994 con el lanzamiento de la PlayStation, abreviada PS, de Sony (quinta generación). A partir de esta generación las videoconsolas dejarían de ser únicamente sistemas electrónicos de entretenimiento cuya única función era ejecutar videojuegos, para convertirse en sistemas multimedia que tienen una amplitud cada vez mayor de funciones, destacando la conexión a internet y una complejidad tecnológica en los gráficos o la reproducción de videojuegos, que los convierte en experiencias inmersivas únicas, potentes y poderosas, con muchas utilidades (y no solo la distracción o la evasión).

Desde el principio me fascinó la PS, pero por unos motivos u otros (principalmente el precio que tiene y la costumbre de gastar todo el dinero que ha llegado a mi vida preferentemente en libros) nunca llegué a tener ninguna. Fue pasando el tiempo y al final me olvidé. 

Solo jugué de manera muy esporádica cuando visitaba a Charly en el piso que se compró junto con su mujer Clara en la segunda mitad de la década de 2000 (tuvieron una relación primero sentimental y luego matrimonial de tres lustros, entre 2001 cuando se conocieron y 2016 cuando se divorciaron a petición de ella, teniendo como resultado un hijo llamado Hugo que, si mal no recuerdo, nació en 2010). Charly y su primo Gustavo decidieron en algún momento de la primera mitad de la década de 2000 comprarse una PS a medias. Durante quince días del mes la tenía uno de ellos en su casa y durante los otros quince días el otro. Imagino que al principio jugaría a la PS2 (lanzada en 2000) y por último a la PS3 (lanzada en 2006), pero esto no lo sé con certeza. Aunque en realidad no jugaba técnicamente hablando, sino que me dedicaba a destrozar coches y evadir las persecuciones policiales en algún Grand Theft Auto, abreviado como GTA y luego también en algún Need for Speed, abreviado como NFS.

Cuando me vinculé afectivamente con mi mujer (nos conocimos el 5 de septiembre de 2012 en Badoo, pero el primer encuentro presencial tuvo lugar apenas dos semanas después en Alicante) y decidimos irnos a vivir juntos a un piso de alquiler en Orihuela (donde ella nació y vivía) el 14 de febrero de 2013, mi vida cambió por completo. Si bien es cierto que decidí independizarme por primera vez en agosto de 2009, alquilando la primera vivienda propia en Alcoy, no obstante terminé volviendo con mi madre en enero de 2011, pues mi primer proyecto vital enfocado al rendimiento monetario nunca dio resultado y no conseguí sonsacarle ni un céntimo a nadie. Y aunque desde el principio nos planteamos varias veces comprar una videoconsola e iniciarnos juntos al fascinante mundo "consolero" (no digo "gamer" porque eso ya es otro nivel distinto y sería un insulto para ellos), al final fueron pasando los años y no lo hicimos. De todas formas yo tenía claro que de comprar una videoconsola y acabar iniciándome en ese mundo, sería, sin duda, una PS4 (lanzada en 2013). Por tanto ya era un "sonyer" mucho antes de saber el significado de ese anglicismo (y muchos más del apasionante mundo "gamer" que admiro perplejo como pocas cosas he admirado en mi vida).

Mi tardío momento "consolero" llegó, por fin, el sábado, 25 de febrero de 2023. Ese sábado por la tarde vino a visitarnos un ex alumno joven de las clases particulares que mi mujer dio en 2013, llamado Kevin. Se trajo su PS4 Pro de 2016 y pasamos toda la tarde y el comienzo de la noche jugando al GTA 5, pero solo en mundo abierto. Supongo que me vería tan enganchado y motivado que cuando se fue decidió regalarnos la videoconsola, argumentando que ya no jugaba, pues prefería la XBox de Microsoft. Fue algo totalmente inesperado. Un regalo de la vida. 

Así que, nada más marcharse Kevin del "zulo" en el que vivíamos, me quedé toda la noche jugando al GTA 5, esta vez sí, por primera vez en mi vida, completando las misiones y pasándome todo el videojuego en el modo historia unos días después (gracias a todos los consejos profesionales que me dio Gustavo por WhatsApp, uno de sus grandes jugadores y experto como pocos, aunque él modestamente no lo ve así del todo). Luego me obsesioné un tanto con la posibilidad de obtener todos los logros en cada videojuego, pero desistí pronto, al ver la dificultad que ello implica. Por descontado, nunca se me ha ocurrido jugar a un nivel que no fuera el fácil y aún así mi desempeño es paupérrimo. ¿Seré demasiado viejo para establecer las neuroconexiones "gamer" pro o eso no tendrá nada que ver y será cuestión de práctica y entrenamiento? 

Así que mi primer videojuego como "sonyer" fue el GTA 5, pero al día siguiente mi mujer me pidió en Amazon el NEED FOR SPEED HOT PURSUIT. Fue una enorme decepción y peor frustración si cabe. No pude entenderme con él y desistí pronto, tras repetidos intentos obcecado. Sería un largo recorrido de dos años antes de encontrar un videojuego de carreras y conducción al límite que me satisfaciera.

Mi afición por los videojuegos en la adultez empezó en realidad tras comprar mi primer teléfono inteligente en 2013, viviendo ya en Orihuela con mi mujer. Hasta el momento solo había tenido teléfonos móviles anteriores, donde únicamente cabían las llamadas tradicionales y los sms. Así que mi primer contacto con los videojuegos tras la juventud y aquellas máquinas recreativas de arcade, fue en la madurez (final de la treintena), mediante el sistema operativo Android. Aquellos videojuegos fueron muy importantes en mi investigación sobre los límites de la realidad, pues pusieron de relieve algo de la mayor importancia a pulir si quería avanzar en mi camino: la cantidad de emociones negativas que desencadenaban en mí, así como impaciencia, falta de autocontrol, facilidad para la acumulación de tensión, poca resiliencia y continuos ataques de ira. Jamás podría haber pulido mi comportamiento y carácter si no llega a ser por las evidencias que pusieron de relieve en mí los videojuegos de Android y la locura de los llamados (cínicamente) "micropagos". Hubo varios y de diferentes temáticas, pero el videojuego que despuntó con diferencia durante años por encima del resto fue REAL RACING 3, publicado por Electronic Arts o EA, la misma empresa que comercializa los NEED FOR SPEED.

Los videojuegos de carreras y conducción al límite siempre han sido una debilidad para mí. Por lo que tengo entendido, suelen ser de los videojuegos más populares y es que la conducción de vehículos y el mundo de los turismos y sus particularidades, como los superdeportivos, es, la verdad, muy apasionante, desde que dio comienzo a finales del siglo XIX, aunque no se desató hasta comienzos del siglo XX y la cadena de montaje fordista. Recuerdo que me volví un fan de los coches en plena adolescencia, siendo una pasión muy friki que, por suerte, pude compartir con un compañero del colegio y amigo. Al igual que la afición por el boxeo, también la heredé de mi padre, que siempre compraba las revistas de coches más recientes que se publicaron en la segunda mitad de la década de 1980. El amigo citado se llamaba Rubén Navajas. Él era mucho más fan incluso que yo y tengo un recuerdo nítido de nuestras conversaciones sobre los coches que nos fascinaban. Él era un devoto incondicional de Ferrari, pero luego, ya en la juventud, se volvió un fan de los coches japoneses. Yo nunca tuve más que una pasión automovilística muy friki, que sigue acompañándome: los "muscle car" norteamericanos de la década de 1970. Aunque el que se convirtió en mi coche favorito durante décadas fue el Dodge Charger R/T 426 Hemi de 1969. Ni el de 1970, 1971 o 1972. Rotundamente no. Solo el de 1969. Curioso el asunto. Además tenía que ser en color negro sí o sí. No era negociable otro color ni tampoco el motor 440 Magnum. Pero corrido el tiempo, mi coche favorito de la madurez se transformó gracias al Ford Mustang GT V8 5.0 Coyote de 2015. El color, en este caso, cambiaba al rojo. Estamos en las mismas que antes: no podía ser la remodelación de 2017 que detesto u otro color. O el Mustang de la generación anterior (la quinta, fabricado entre 2004 y 2014), que me parece horrible. Entonces llegó 2020 y apareció el Shelby GT500 más potente de toda la historia hasta ese momento. En este caso los colores oscilaron hasta quedarme con el blanco con dos rayas azules que atraviesan la carrocería en horizontal, color y diseño particular de los Shelby.

Durante un par de años he estado desconectado de los coches, inmerso en las vicisitudes de la vida cotidiana. Ahora mismo, mientras escribo este post, acabo de hacer un descubrimiento fascinante: Ford sacó a la venta la nueva generación del Mustang en 2023 (séptima) y la verdad es que me acabo de enamorar. Ha sido como recuperar la sexta generación en 2015, antes de la nefasta remodelación de 2017, y llevarla a un nivel futurista, más elegante, estilizado y deportivo, con motores también más potentes. Estoy gratamente sorprendido y encantado. Llegó la hora sin duda de pasar página al viejo Mustang de la sexta generación. Este nuevo Mustang se acaba de convertir en mi coche favorito. La única pena que tengo es habérmelo perdido durante dos años. Aunque me parece que no ha salido a la venta todavía el último Shelby GT500, no obstante sí lo ha hecho el GT350 y ya supera al GT500 de 2020. Toda una pasada, la verdad. Y... ¿Qué ha pasado últimamente para volver a recuperar el recuerdo olvidado de los coches?

A lo largo de 2023 intenté jugar a un par de videojuegos más de carreras, pero ambos intentos, añadidos al NEED FOR SPEED HOT PURSUIT, fracasaron rotundamente, tanto ASSETTO CORSA como el popular GRAN TURISMO 7. Estos dos últimos citados son de simulación de carreras, como el REAL RACING 3, por eso supuse que podrían conectarme a fondo, pero la experiencia de juego en Android, a través de un teléfono inteligente, y la experiencia de juego en una PS4 con el mando DualShock, no tiene absolutamente nada que ver. En el caso de ASSETTO CORSA desistí enseguida, pues no pude hacerme con él ni controlar los vehículos de ninguna manera. El GRAN TURISMO 7 fue distinto y al principio sí conseguí tener una experiencia bastante óptima de juego, pero el excesivo grindeo necesario para comprar y mejorar vehículos acabó por agotarme más pronto que tarde. Finalmente, las dificultades en aumento consiguieron que desistiera, tras repetir carreras una y otra vez sin poder obtener la victoria. Me faltaba motivación y la dinámica del juego no consiguió que quisiera seguir jugando para perfeccionar mi experiencia de conducción y decidí probar videojuegos de otras temáticas que me proporcionaron mejores experiencias de juego.

Entonces llegó el 20 de noviembre de 2023 y abandonamos "el zulo", la vivienda habitada desde el 30 de octubre de 2019. Como entramos en un intenso periodo de incertidumbre y dos transiciones vitales sin vivienda propia, no procedía llevarme la videoconsola a rastras, devolviéndosela a Kevin, muy agradecido por esos meses inolvidables de iniciación "consolera sonyer". 

La siguiente PS4 llegó a través de un pequeño préstamo que me hicieron los sobrinos de mi mujer, mientras habitamos durante apenas dos meses una caseta para guardar los trastos, en la tercera planta de la vivienda que se compraron en propiedad su hermana mayor y el marido en Correntías, pedanía a medio camino entre Orihuela y Bigastro. Adquirieron esa enorme vivienda en el verano de 2021 y nosotros pasamos allí desde el 19 de mayo hasta el 31 de julio de 2024. Durante los dos meses sucedió aquel préstamo citado (ya que los sobrinos usan una PS5) pero solo jugué al GOD OF WAR y la secuela, GOD OF WAR RAGNARÖK.

Y tras recuperar nuestra independencia de nuevo, encontrando por fin un piso de alquiler en Orihuela el 1 de agosto de 2024, pasé los siguientes meses de estabilidad hogareña pensando en comprar una PS4 de segunda mano. La oportunidad llegó el lunes, 23 de diciembre de 2024. Mi mujer le consultó a sus sobrinos Álex y JuanCa la decisión que habíamos tomado y ambos decidieron que preferían vendernos su PS4, pues el dinero les venía muy bien. De esta manera no solo recuperé mi videoconsola favorita hasta el momento, sino que, por fin, compramos una en propiedad. Ni más regalos ni más préstamos "consoleros".

Tras ir probando varios videojuegos solo estuve conectado estos tres primeros meses de 2025 con el CONAN EXILES. Pero el sábado, 15 de marzo de 2025 por la tarde a última hora, decidí hacerle una visita a la tienda Game que hay en Ociopía, hasta donde sé, el único centro comercial de Orihuela. No tenía muchas esperanzas, pues ya tengo los videojuegos para PS4 más que vistos, aunque siempre entran videojuegos seminuevos que antes no estaban. 

A pesar de mi reticencia con los videojuegos de carreras, siempre estoy abierto a probar de nuevo, solo por si acaso. Y esta vez no pude acertar más y mejor. Sinceramente nunca me hubiera planteado probar el NEED FOR SPEED PAYBACK. Supongo que era porque inconscientemente asociaba cualquier videojuego de esta exitosa y extensa franquicia muy popular, a la misma experiencia que tuve con el HOT PURSUIT. Pero, para mi grata sorpresa inesperada, no podía estar más equivocado. Ya que estaba lanzado decidí también comprarme el FAST & FURIOUS CROSSROADS. Necesitaba volver a darle una oportunidad a los videojuegos de carreras y este era el momento. Perder, a mi juicio, no perdía nada y podía ganar mucho. Eso sí: no iba a malgastar un ápice de mi valioso tiempo vital. Si me gustaban de entrada, entonces a jugar hasta "quemarlos" y pasármelos. Si no me gustaban por algún motivo, entonces archivados en el montón de videojuegos descartados.

Tras llegar a casa lo instalé y decidí probar. Desde el principio me gustó mucho porque me resonaba al primer videojuego al que jugué y me pasé entero, completando el modo historia y todas las misiones (siempre en la opción más fácil, evidentemente): el GTA 5. La experiencia de conducción en mundo abierto y también las misiones que implican conducción en aquel mítico videojuego de Rockstar Games me encantaron y de entrada, NEED FOR SPEED PAYBACK me recordaba mucho en todo al GTA 5, desde los personajes protagonistas (tres), hasta la historia, la ciudad ficticia que imita ciudades reales y cada detalle, aunque solo centrado en la parte de las carreras, la conducción y las inolvidables persecuciones policiales "marca de la casa" NFS. Pero incluso ya de entrada tiene algo de lo mejor que he visto: se carga en un instante, lo cual no suele ser lo habitual.

Pero lo más fascinante son los gráficos de los coches y la experiencia de conducción realista, reproduciendo cada detalle a la perfección, pues aunque llevo solo dos días jugando y todavía me cuesta controlarlos, no obstante es obvio que, con horas y horas de juego lo puede conseguir perfectamente un inepto como yo, destacando los derrapes, la clave a la que todavía no he conseguido cogerle el punto del todo. Pero si algo es importante para mí en este videojuego se trata del mundo abierto, donde únicamente se pilotan vehículos, pues no hay mejor manera de entrenar el control de la conducción, invirtiendo horas de juego. Las misiones, por otra parte, son muy variadas y para todos los gustos, además de bastante fáciles y manejables si eres la ineptitud en persona, lo cual es muy de agradecer.

Hasta el momento (aunque solo llevo dos días jugando) está siendo una gratificante experiencia inmersiva que no había vivido desde que completé el modo historia del GTA 5 en 2023, donde, precisamente mi parte favorita era la conducción en general.

Por primera vez en dos años vuelvo a estar motivado para completar el modo historia de este fascinante videojuego que se ha convertido en mi favorito de momento y si lo consiguiera, sería el primero de carreras que termino. Aunque todavía sigo teniendo el "trauma" de las otras experiencias negativas y cuando una misión o carrera me cuesta o fracaso un par de veces, empieza a entrarme el miedo de que me bloquee ahí y no consiga pasar adelante. 

Por descontado, la mayor parte de mis vehículos adquiridos hasta el momento son icónicos "muscle car" yanquis.

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